jueves, 26 de marzo de 2015

El niño: ¿una tabula rasa?


La escritura no inicia cuando el maestro le entrega por primera vez el lápiz al niño y le enseña a trazar las letras. No, mucho antes se encuentra en forma embrionaria. Tener en cuenta el saber previo del educando es uno de los postulados metodológicos más importantes en la construcción de la lectoescritura. 

La escritura no se debe imponer al menor, sino cultivarla, pues está presente en forma incipiente a través de tres funciones: los gestos indicativos, el juego simbólico y el dibujo, factores estos que conforman la “prehistoria de la escritura”, según Vygotsky. Así como los instintos y reflejos no requieren de la enseñanza, todo niño en condiciones normales, activa estas funciones espontáneamente: basta que se ponga en contacto práctico con el entorno. 


Como enseña Sócrates, el maestro debe servir de partera del nuevo instrumento cognitivo, transformando cada uno de esos momentos en una experiencia pedagógica para dar paso al naciente lenguaje. Por este camino, la escritura surge como proceso natural inherente al niño, como resultado y conquista propia. 

La prioridad no es idear actividades para enseñar a escribir letras, sino que el docente comprenda el proceso lógico interno del infante, para ligarlo al lenguaje escrito de la humanidad, y de esta manera el lenguaje escrito se dé como una consecuencia.

El juego simbólico y el dibujo junto con el desarrollo del lenguaje verbal, los trazos y las formas artísticas, son pilares sobre los cuales se construye el lenguaje escrito. Desde la perspectiva sociocultural, el ser humano ha recorrido varias etapas en la formación de la escritura: pictogramas, ideogramas, escritura cuneiforme y escritura alfabética. Es asombroso, estas son las mismas etapas que —grosso modo— el niño repite ontológicamente y se observan cuando este dibuja objetos, cuando relata hechos con ayuda de dibujos y cuando utiliza signos para representar sonidos de palabras. Como lo afirma F. Hegel, el ser humano atraviesa de forma individual y abreviada las fases que la cultura humana ha transitado. Las etapas del desarrollo de la escritura, así como del pensamiento, se siguen naturalmente. 

Visto el valle desde la colina, observamos que las diferentes etapas (los gestos indicativos, el juego simbólico y el dibujo) se transforman unas en otras, y se suceden de tal modo que la última, el lenguaje escrito, contiene todas las anteriores. 

La pedagogía científica considera que el niño no es una tabula rasa, un papel en blanco sobre el cual el maestro graba conocimientos. Las personas son portadoras genéticamente de la experiencia humana, con la cual el educador diseña las estrategias educativas. Es más, y como lo señaló Platón, prácticamente el conocimiento por aprender ya está en la experiencia particular del sujeto. 

A modo de conclusión: para llevarle el lenguaje escrito de la humanidad al niño y convertirlo en lenguaje escrito para este, se necesita reconocer que la escritura es potencia en el niño, que tiene una prehistoria y se debe cultivar; que no solo se enseña la técnica de la escritura, sino el lenguaje escrito; y que le corresponde al pedagogo la organización de las actividades infantiles para que el párvulo comprenda que también se pueden dibujar los sonidos del lenguaje verbal. 



Eduardo Salazar Varón

edusalazar56@gmail.com




4 comentarios:

  1. los niños y niñas tienen varias formas de expresarse y una de ellas es la escrita, pero muchas veces nunca como padres o docentes no nos detenemos a pensar que una forma clara que tiene un niño para expresar lo que siente es el dibujo y que para nosotros no es tan importante, por eso cuando su hijo o estudiante le presente una obra artística siempre pregúntele como se sintió, porque lo realizo, preguntas que motiven al niño para que no pierda esa satisfacción de lograr grandes cosas en su vida, para alcanzar ese apoyo y esa confianza que se merecen los niños y niñas de nuestro país para que cada día sean mejores.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimada Magda, gracias por leer este articulo. Como educadores ningún acto infantil es superfluo, todos dignos de nuestra atención. La escritura es una de las formas más importante para expresar nuestros pensamientos, pero como bien lo afirmas, el dibujo también cumple esta función. Es más, el dibujo juega un papel genético central en la formación de la escritura, es un presupuesto, y también lo es para la iniciación en el arte. Un dibujo infantil debe ser tomado en cuenta en rigor, y preguntarle al niño qué quiere expresar en él, qué significa cada uno de los elementos del dibujo, y muy importante, resaltar el esfuerzo del párvulo. En suma, no solo escribir, sino hacer muchos dibujos que expresen pensamiento y sentimientos, y resaltarlos como esfuerzos importantes que motiven al niño a continuar.

      Eliminar
  2. En esta lectura encontramos conocimientos enriquecedores que me sirven para fortalecer mi quehacer docente, puedo decir que para una buena enseñanza de la escritura como docente debo de partir de las necesidades e intereses de los niños y niñas teniendo claro los saberes previos de cada sujeto para poder determinar la metodología a implementar.
    Finalmente puedo decir que es importante la utilización de diferentes estrategias para trasmitir los conocimientos, en donde los niños y las niñas se sientan a gusto con los temas propuestos, hacer de cada espacio un ambiente de aprendizaje enriquecedor que satisfaga las necesidades de los niños y las niñas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimada Lorena, gracias por leer atentamente este articulo y te sea útil en tu profesión. En efecto, quizá el punto central en la educación consiste en tener en cuenta las dos premisas que anotas: ¿que sabe el niño? y ¿qué estrategia debe utilizar para enseñar?.Comparto tu idea y espero lo pongas en practica.

      Eliminar