viernes, 22 de abril de 2016

Leer y escribir, sus beneficios


   
Los niños van a la escuela a aprender las “habilidades básicas”. La lectoescritura, como parte de estas, ocupa un lugar principal como instrumento de comunicación, de acceso a las ciencias y al arte (la literatura). En este artículo ampliaremos sus beneficios. 

La lectura 
La experiencia individual del ser humano es limitada, pero la lectura la amplía al integrar la práctica que el género humano ha acumulado y adquirido en las diferentes áreas del saber. Las vivencias de nuestros antepasados son una luz para comprender las propias. 
Este aprendizaje no se circunscribe a la actualidad sino que se extiende a las generaciones pasadas. Podemos viajar mentalmente a otros mundos, a otras formas de vida y aprender de ellas, conocer costumbres y sentimientos de otros grupos raciales, sociales, etc. Maravilloso. Tenemos el privilegio de adquirir saberes de los más eminentes pensadores de la historia. 
Por eso, cuando leemos abrimos las puertas del conocimiento de nosotros mismos y de nuestra propia educación. Buen ejemplo de ello es la literatura, que sirve de “espejo al ser humano” (Shakespeare) y de “preceptor[a] de la humanidad” (Balzac). Verse desde afuera, poder conocer nuestra interioridad psíquica y tener la posibilidad de autoeducarse son las mayores conquistas de la inteligencia humana. 
A esto se añade el paso que damos en la descentralización del pensamiento, pues los libros presentan diferentes puntos de vista sobre un mismo objeto y aproximan al lector al conocimiento científico de la realidad. 
Además, al aumentar nuestro acervo cultural mediante “el diálogo silencioso con los difuntos” mejoramos las condiciones para asumir un futuro incierto que apremia creatividad e innovación. 
La lectura también nos permite vivir doblemente, a la experiencia personal le agregamos la de otros para enriquecer nuestra vida cotidiana, y como arte, la lectura es fuente de goce. 
“La lectura es mi catarsis” y “la lectura modificó mi vida”, afirman miles de lectores. 

La escritura 
Con el dominio de la escritura se puede divulgar socialmente la experiencia, traspasando los límites del lenguaje verbal. Ahora es viable transmitirla a círculos más amplios, a personas con quienes no tenemos ningún vínculo personal. 
Basta decirle a alguien que escriba lo que piensa para establecer lo que sabe. “La escritura desnuda nuestros pensamientos” al mostrar el tipo de estructura mental que manejamos; es un medio eficaz para “el conocimiento de sí mismo” (Sócrates). 
La escritura, igual que las acciones, hace tangible el pensamiento, le damos cuerpo material, lo podemos observar, modificar y volver muchas veces sobre él. Si los hombres son lo que hacen, son cognitivamente como escriben. La escritura es una “excelente radiografía de nuestra manera de pensar”. 
Cuando escribimos sobre lo que hacemos transformamos nuestras acciones mentales, susceptibles de revisión, listas para ser ejecutadas con mayor exactitud. Escribir también nos ejercita en la humildad porque revela las deficiencias y la oscuridad de nuestras ideas al convertirnos juiciosamente en lectores de nuestros escritos. 
La escritura le da un orden lógico al conocimiento, reorganiza nuestra cabeza, pues tenemos la opción de poner sobre “la mesa de trabajo” la mente, como si fuera un mecanismo para armar, y así le damos consistencia a las reflexiones. Artesanos de nuestra propia cognición. 
Así como la rueda y la máquina de vapor transformaron la vida social, la escritura revolucionó el potencial cognitivo y la forma de conocer; además liberó al ser humano de la pequeña aldea, desvelando la historia citadina, su ciencia y su arte. 
Creo haber dicho lo suficiente para valorar todo esfuerzo pedagógico que se haga encaminado a mejorar la formación lectoescritora; al hablar en términos cognitivos ¿qué otro instrumento podría ser más útil al ser humano?

Eduardo Salazar Varón.
edusalazar56@gmail.com

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